Cómo comunican los organismos públicos

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Cómo comunican los organismos públicos

La comunicación institucional puede contribuir a modificar los preconceptos que existen acerca del trabajo de la administración pública y el de su personal. La clave pasa por transmitir lo que hacen a la sociedad y, fundamentalmente, por satisfacer sus necesidades.
Publicado en La Gaceta: Lunes 5 de mayo 2014: http://www.lagaceta.com.ar/nota/589185/economia/como-comunican-organismos-publicos.html
Publicado en La Gaceta: Lunes 05 de Mayo 2014 :

 

La administración pública se vincula de manera directa con la sociedad y con el Estado. Sin embargo, es percibido por la mayoría de la población (incluidos quienes trabajan empleados en la administración pública) como un lugar que podría resolver su trabajo con la mitad de los empleados que tiene, por lo que esos que “sobran”, según los imaginarios colectivos, no conocen la tarea que realizan, maltratan a quienes se acercan a pedir información o responden erróneamente. Pero esto último, advierte María Carolina Gallo, asesora en Comunicación en Instituciones, responde a una manera de “percibir” la administración pública y a sus empleados. “Esto se relaciona con el descuido del trabajo de la comunicación institucional y reducirla durante décadas al trabajo de la prensa institucional”, sostiene la docente universitaria.

De allí que surge la diferencia entre comunicación y prensa. “La primera -dice Gallo- refiere a un trabajo integral en el que se detectan (investigación) las necesidades comunicativas del organismo (qué necesita dar a conocer) y las de su población (qué quieren saber)”. A través de eso se organizan procesos educativos, se refuerzan cambios de comportamiento adecuados a los objetivos comunicacionales del organismo y se acelera la interacción entre los empleados y sus directores, y con la sociedad. Esto también lleva al desarrollo de ámbitos de interacción accesibles para todos los miembros, beneficiosos en el intercambio de experiencias, prácticas e información. Todo lo anterior en consonancia con los objetivos del organismo. A su vez, la segunda, la prensa, es una de las tareas de la comunicación, enmarcada en las acciones de comunicación externa y restringida a su relación con los medios masivos de comunicación (radio, TV, gráfica, medios de Internet).

Así, las instituciones públicas al acotar sus acciones comunicativas únicamente a la prensa institucional dejaron de lado otras como la revalorización constante de las cuestiones identitarias, el fomento de las relaciones interpersonales, intersectoriales, y básicamente la comunicación interna. Este panorama es el adecuado para que algunos de los empleados públicos que no trabajan con las mismas presiones que tienen las empresas, atraviesan su vida sin saber la misión del sector donde trabaja, la historia y los valores, sostiene la experta. Y no es un problema del empleado en particular, sino puramente comunicacional, acota.

Estas situaciones fueron las que las llevaron a la búsqueda de soluciones rápidas. Instituciones complejas adoptaron modelos comunicativos de base teórica funcionalistas o positivistas, con las que pretendían “cambiar su imagen” o influir en sus públicos, y cambiarles a ellos su manera de percibir el organismo en un período temporal corto. Utopía. Entonces (sobre todo en los 90’) se usaron frases como “Vendeme mi institución lo mejor posible”, “vendeme al gerente como el n° 1”, “vendeme a mí”; la palabra “vender” conceptualmente abarca la persuasión. “Aplicaron planificaciones comunicacionales adecuadas para la venta, la publicidad o el marketing. Las instituciones no se venden”, considera Gallo.

El intento de cambiar la imagen es una utopía. Lo correcto, señala la docente, es trabajar con la verdad, con la revalorización de cuestiones indentitarias y el trabajo hacia la imagen deseada.

En la actualidad, la comunicación institucional no modificará el trabajo de cada sector de la administración pública, pero apoyará los objetivos diarios y colaborará en la optimización del trabajo diario. También contribuirá a planificar para vincular al organismo con la realidad del entorno y no trabajar sobre mentiras o prometer eficacia y rapidez si eso no se logrará.

Todos los ciudadanos desde que nacen al concurrir al Registro Civil, o luego, al asistir a una escuela pública, se relacionan con la “administración pública”. Allí, el trabajo es importantísimo, pero hoy, en su mayoría, está mal comunicado. Por eso, finaliza Gallo, la comunicación institucional bien organizada contribuye no sólo a democratizar la información, respondiendo a las necesidades sociales. De esa manera, la imagen deseada por ese organismo público será una cuestión inherente.