Educación universitaria

Cuando el alumno genera el cambio

En nuestro país, el modelo de educación universitario está basado mayormente en lo presencial, el docente con sus conocimientos, capacidad y experiencia constituye el elemento más relevante en el proceso educativo. No obstante, existen tecnologías de la información (ITs) aplicadas, que se pueden utilizar para mejorar esta experiencia.

Un cambio de dinámica

Desde hace años, varias instituciones vienen implementado portales de educación, con el propósito de complementar el proceso presencial. Esta práctica permitió agregar valor a la experiencia, logrando que docentes y alumnos compartan material educativo, intercambien noticias y mensajes.
Se recibe, a través de esta herramienta, información académica e institucional, se puede acceder al catálogo de publicaciones de la biblioteca. Inclusive, la reserva de ejemplares se hace a distancia.
Por otra parte, la adopción de software de simulación de procesos y de diseño de partes, productos y procesos amplía la experiencia personal de los alumnos, enriqueciendo el rol tradicional del docente y maximizando tanto su experiencia como la de los estudiantes. El uso de este tipo de soluciones permite acortar los pasos que llevan desde un conjunto de conocimientos abstractos a su materialización en un resultado determinado. Hoy, el listado de aplicaciones tecnológicas está en permanente expansión.
La experiencia fundamental que hemos recogido en cada una de las etapas de implantación de ITs es que, independientemente de tamaño o impacto del cambio, en todos los casos, no existe la posibilidad de la vuelta atrás. Las herramientas que se ponen en marcha, que aparecían en un principio como novedades o curiosidades se trasforman en demandas por parte de la comunidad. La adopción de estas es incorporada prácticamente en forma instantánea por parte de los alumnos.
Un aspecto relativamente reciente de las ITs es el concepto de la migración de servicios a la nube (cloud computing), donde algunos servicios de comunicaciones se trasladan a proveedores externos, tal es el caso de correo electrónico, calendarización, videoconferencia, o espacio de disco.

La presión de los alumnos

Para muchos usuarios, en la universidad, la transición a esta modalidad se da naturalmente porque ya tienen experiencia de interacción con la nube por medio de sus cuentas individuales. Estas tecnologías, aplicadas adecuadamente, tienen el potencial de horizontalizar la comunicación entre docentes y alumnos, modificando el flujo tradicional, que va, principalmente, desde la autoridad a la clase.
El docente se encuentra, ahora, ante el desafío de adaptar sus métodos de enseñanza y sus tiempos a esta nueva realidad. Son los alumnos quienes están aggiornados a esta tendencia y son ellos los que, en cierto modo, obligan a que se haga un cambio en las instituciones.
Es notable el cambio en la dinámica de desarrollo de un trabajo o consigna dictada por un docente. Los estudiantes ya no se reúnen necesariamente en casas, bares o en la institución como se hacía antes. Hoy, comparten sesiones virtuales donde se impone la videoconferencia y el chat. Se procesa el material en espacios comunes donde cada cual corrige y modifica lo necesario, muchas veces en forma simultánea. Esto sin necesidad de trasladarse o tener que compartir un espacio físico. Pueden hacerlo, además, desde cualquier tipo de dispositivo. En definitiva, las barreras horarias y geográficas desaparecen. Estas microcomunidades, creadas a demanda y sobre la marcha, donde pueden concurrir alumnos, docentes e invitados para compartir experiencia e información, permiten mejorar sustancialmente la experiencia educativa en cuestión.
En la Argentina, se observa un proceso de cambio, que está alineado más que nada con la velocidad de la adopción de las TIs por parte de los docentes y las cátedras. En ese sentido, como en otros escenarios similares, son los alumnos, en general, los primeros y principales adoptantes y los más críticos en cuanto a las características de las metodologías y las herramientas.