El ‘smartphone’, una ventana a su solvencia crediticia

El ‘smartphone’, una ventana a su solvencia crediticia

Una publicidad de Branch en la terminal central de autobuses de Nairobi. ENLARGE
Una publicidad de Branch en la terminal central de autobuses de Nairobi. PHOTO: NICHOLE SOBECKI PARA THE WALL STREET JOURNAL

Un puñado de nuevas empresas respaldadas por Silicon Valley busca revolucionar los préstamos en los países en desarrollo, donde los bancos son escasos y muchos aspirantes a tomar un crédito carecen de historial financiero.

La fórmula de estas empresas es: muéstrenos su smartphone y nuestra aplicación determinará su capacidad de pago.

Los teléfonos inteligentes pueden reducir drásticamente el costo de los préstamos, predicen algunos expertos, debido a que las aplicaciones que contienen generan enormes cantidades de datos de textos, correos electrónicos, coordenadas GPS, publicaciones en redes sociales, recibos de compras, y así sucesivamente, lo que aporta miles de sutiles patrones de comportamiento que guardan correlación con el cumplimiento o incumplimiento de los pagos.

Incluso variables tales como la frecuencia con que un usuario recarga la batería del teléfono, el número de mensajes de texto recibidos, la cantidad de kilómetros que viaja en un día determinado o cómo añade contactos en sus teléfonos —la decisión de incluir apellidos se correlacionaría con la capacidad de pago del usuario— puede influir en la decisión de otorgar un préstamo.

Branch.co ofrece una aplicación para Android en Kenia que permite a los usuarios solicitar un crédito y obtener la aprobación y acceder a los fondos en forma inmediata. Los préstamos promedian US$30, suficiente para que un conductor de taxi pague la gasolina o una vendedora de frutas se abastezca de mercadería. Branch aplica un interés de entre 6% y 12%, dependiendo de la capacidad crediticia del prestatario, que habitualmente paga el préstamo en plazos que oscilan entre tres semanas y seis meses.

El microcrédito tradicional tiende a ser mucho más caro —las tasas de interés superan a menudo 25%— en parte porque los acreedores deben visitar los prestatarios en terreno para evaluar su capacidad de reembolso. Los bancos se han mantenido al margen de esta operatoria debido al alto costo de la construcción de sucursales físicas.

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Las nuevas empresas de préstamos basados en aplicaciones están respaldadas por algunos de los nombres más poderosos de Silicon Valley. Branch, que fue fundada por el pionero de los microcréditos Matt Flannery, ha recibido financiación de Joe Lonsdale, cofundador de Palantir Technologies, una empresa de análisis de datos. InVenture, con sede en Los Ángeles, es dirigida por una ex funcionaria de las Naciones Unidas y es financiada por los inversionistas de riesgo Chris Sacca y Zachary Bogue. Saida cuenta con el financiamiento de Y Combinator, una incubadora de nuevas firmas. Omidyar Network, una firma de inversión y una fundación establecida por Pierre Omidyar, el fundador de eBay Inc., tiene una participación en Lenddo, un prestamista que determina la solvencia mediante el análisis de redes sociales como Facebook.

Al instalar estas aplicaciones en sus smartphones, los usuarios les autorizan el acceso a cualquier información que pueda ayudar a evaluar su solvencia crediticia, usando desde el contenido de sus textos y mensajes de correo electrónico hasta la duración y el volumen de sus llamadas.

Los algoritmos de InVenture, por ejemplo, encontraron que los usuarios que esperan hasta después de las 10 de la noche para hacer llamadas —cuando las tarifas son más bajas—, son los prestatarios de menor riesgo. En cierto modo contra lo que podría asumirse, Branch halló que los usuarios que son conocidos por hacer apuestas —algo que la aplicación puede determinar al escanear los mensajes o los pagos a las empresas de juegos de azar— son más propensos a pagar sus préstamos que los no jugadores.

“Uno es capaz de acceder (a la información) y entender realmente la vida cotidiana de estos clientes”, dice Shivani Siroya, presidenta ejecutiva de InVenture. El algoritmo en que consiste la fórmula de puntuación de su empresa analiza unos 10.000 indicios por cliente.

Estas nuevas empresas de crédito se basan en la popularidad de la banca móvil en muchas economías en desarrollo y el rápido aumento del uso de teléfonos inteligentes. Un informe del Centro de Investigación Pew publicado en abril muestra que 34% de los sudafricanos, 27% de los nigerianos y 15% de los kenianos poseen un smartphone.

Los clientes de Branch e InVenture en Nairobi, Kenia, dijeron que habían utilizado los préstamos para financiar la operación o mejorar sus pequeñas empresas. Algunos tenían acceso a los bancos, pero percibieron que las tasas que podían obtener a través del teléfono eran mejores; otros habían pedido prestado informalmente a los vecinos a altas tasas de interés.

El propietario de un centro de belleza y control de peso cuenta que los pequeños préstamos cubrieron artículos tales como limpiadores de la piel cuando su cuenta bancaria quedó corta de fondos.

Samuel Njuguna, un chef, compró platos, cubiertos y ollas. “He tenido que rechazar algunas oportunidades de negocio debido a la falta de equipamiento”, explica. Ahora dice que está volcando la mayor parte del dinero en su negocio.

“Estas son personas que no tienen un puntaje de crédito”, señala Flannery, de Branch, cuya empresa anterior, Kiva.org, ayudó a expandir el microcrédito. “Su huella digital puede establecer su historial crediticio”.

Nuevas empresas de préstamos como Branch podrían ofrecer crédito formal por primera vez a entre 325 millones y 580 millones de personas en las economías emergentes, según un informe reciente de Omidyar Network.

Mientras que los prestamistas en smartphones se centran en los mercados emergentes, sus esfuerzos para evaluar el riesgo a partir de fuentes de datos no tradicionales es parte de una tendencia más amplia en Silicon Valley. Affirm, LendUp, ZestFinance y otras firmas utilizan datos de fuentes tales como las redes sociales, el comportamiento en línea y los revendedores de datos para determinar la solvencia de decenas de miles de consumidores estadounidenses que no tienen acceso al crédito.

Y competidores con bolsillos más profundos están incursionando en el negocio. Visa Inc.ha creado aplicaciones de pago móvil en Ruanda y trabaja con International Business Machines Corp. para utilizar registros de transacciones al por menor o remesas para crear una alternativa a los sistemas de puntaje crediticio. Alibaba Group Holding Ltd., el gigante chino del comercio electrónico, lanzó recientemente un programa de puntuación basado en el tesoro de datos sobre transacciones de la propia compañía para evaluar el riesgo.

Defensores de la privacidad se han quejado de que quien solicita un préstamo puede sufrir un rechazo debido a una publicación en Twitter que diga, por ejemplo, “mi auto se averió”. Las empresas estadounidenses tienen amplio margen de maniobra para ofrecer préstamos, siempre y cuando no vendan las puntuaciones de crédito o discriminen a las minorías étnicas, las mujeres o personas con discapacidad.

Omidyar Network encuestó a decenas de personas en los países en desarrollo sobre los aspectos positivos y negativos de la privacidad, para encontrar que una mayoría de los entrevistados no tenía ningún problema en compartir datos personales a cambio de los fondos que necesitaban.

Como ex funcionaria del Fondo de Población de las Naciones Unidas, Siroya, la presidenta ejecutiva de InVenture, ha realizado más de 3.000 entrevistas en profundidad con pequeñas empresas en los países en desarrollo. Dice que los prestatarios de estos países son mucho menos riesgosos de lo que creen las instituciones financieras.

Pronto, vaticina, tendrá los datos que lo demuestren.

Heidi Vogt, en Nairobi,contribuyó a este artículo.