Guerras comerciales, la lección de los años 30
-La gran crisis de la década de 1930 comenzó como cualquier otra, pero se transformó en «la» crisis. ¿Qué fue lo que pasó?
-Que en Estados Unidos se adoptaron desastrosas decisiones en el plano monetario y en de la política comercial. La FED de Nueva York fue presidida por Benjamin Strong hasta que falleció en 1928, siendo sucedido por George Leslie Harrison. Este último orientó la política monetaria para abortar la burbuja bursátil, contrayendo fuertemente la oferta monetaria. Un desastre, porque equivale a meter en un freezer a un paciente que tiene un dedo afiebrado, por una infección. Baja la temperatura del dedo, pero todo el cuerpo del paciente queda afectado.
-¿Y en el plano comercial?
-En 1928, los senadores Willis C. Hawley y Reed Smoot presentaron un proyecto de ley aumentando los aranceles aduaneros, principalmente agrícolas, legislación que por inercia parlamentaria recién fue aprobada en 1930. Es decir, no derivó de la crisis de 1929, pero contribuyó a ella, porque generó represalias comerciales por parte de Alemania, Canadá, Francia e Inglaterra; además del abandono del patrón oro.
-¿Puede ahora ocurrir algo parecido?
-En la Fed, no. Benjamin Shalom Bernanke diagnosticó correctamente el error de política monetaria cometido durante la década de 1930, y por consiguiente contribuyó a morigerar los efectos de la denominada crisis «subprime». Yanet Louise Yellen y Stanley Fischer, actuales presidente y vice del Fed, son tan profesionales como Bernanke, de manera que en este sentido no cabe preocuparse.
-¿Y en el plano comercial?
-No está tan claro, pero ni el presidente Trump ni los legisladores de Estados Unidos pueden decidir la política comercial, pensando que no van a tener que sufrir represalias, particularmente de China. Sus asesores, y los historiadores económicos, harían bien en mostrarles claramente la costosa experiencia de la década de 1930.
-Datos para preocuparse, entonces, no faltan.
-Pero lo meramente posible no es suficiente para tomar decisiones. Sugeriría utilizar el denominado esquema error tipo I, error tipo II. Según el cual, en este caso se equivoca quien adopta sus decisiones pensando que Trump producirá un clataclismo comercial mundial, si no se produce; y también se equivoca quien las adopta pensando que no se producirá el referido cataclismo y resulta que se produce.
-Usted, ¿qué recomienda?
-Darle el beneficio de la duda a la cordura. Porque quien abre el paraguas, si luego no llueve, les deja el mercado a sus competidores; mientras que quien no lo abre, si luego llueve, se moja. Ningún empresario arriesgará dejarles el mercado a sus competidores, y ojalá no se equivoque.
-Don Tadeo, muchas gracias.