Opciones de cambio

Texto: THE END OF PROGRESS. How Modern Economics Has Failed Us.

Graeme Maxton. Wiley 2011.
Cp. 1 Otras Opciones Que Se Necesitan Debatir.
Traducción: Miguel A. Pero. Diciembre 2011.
PROYECTO DE INVESTIGACIÓN: Desarrollo Económico, un enfoque interdisciplinario.
 Para todo problema complejo existe una solución simple que es incorrecta.
George Bernard Shaw
Del Progreso a la Pobreza.
Las opciones más radicales que se abren ante nosotros son quizás inevitablemente más difíciles y duras de conceptualizar eimplementar. La mayoría de las ideas que podrían atender los problemas del mundo suenan atractivas pero no funcionan, o porquetienen consecuencias que no deseamos o porque son imprácticas. Las propuestas más radicales probablemente enfrentarán másresistencia cuando tratemos de implementarlas. A la gente no le gustan los grandes cambios, especialmente a aquellos que sebenefician del status quo, sin importar cuáles podrían ser los beneficios para sus hijos.
Nicolás Maquiavelo estaba en lo cierto cuando decía:
“No hay nada más difícil de ejecutar que introducir un nuevo orden de cosas, porque para quién lo introduce, tiene como enemigosa todos aquellos que se benefician con el viejo orden y sólo tiene como aliados condicionales a todos aquellos que podríanbeneficiarse con el nuevo. Esta condicionalidad se origina parte en el temor y parte en el escepticismo de los hombres, que nocreen verdaderamente en las cosas nuevas, a menos que las hayan experimentado personalmente”.
Pero la humanidad necesita formularse a sí misma algunas preguntas fundamentales que no se han planteado durante un tiempomuy largo.
 Es correcto para cualquiera beneficiarse de la explotación de los recursos del mundo, si a través de sus acciones, otros en ésta, o en las generaciones futuras son dañados?
 Cómo podemos asegurarnos que todo lo que esté en la naturaleza es para igual beneficio de toda la humanidad?
 Como la forma más inteligente de vida, tenemos una responsabilidad por proteger la diversidad en la naturaleza y lasupervivencia sostenible de las otras especies?
 Cuáles deberían ser los objetivos de la humanidad y cómo deberíamos medir el progreso?
 Deberíamos detener a todo aquél que obtiene beneficio de un negocio que no tiene valor social?
 Cómo podemos asegurar que nadie sufra por las actividades económicas de los otros?
Entregar el Poder a las Flores.
No es necesario ser un hippy, abrazar los árboles o vivir en un utilitario VW, para ver que algo está mal con la manera en quevaloramos el mundo. No se requiere pensar mucho para entender que el modelo de economía laisser-faire no regulado y laspolíticas de libre mercado son los culpables de nuestros excesos. Si bien con frecuencia puede no parecer así, necesitamosrecordar que tenemos una elección. Podemos elegir, salirnos del camino que sólo persigue el crecimiento económico como fin ensí mismo, el que requiere un consumismo masivo y que se mide mayormente por la ganancia monetaria. Existen pasos quepodemos tomar para proteger los recursos naturales del mundo para las generaciones futuras –en la medida que estemosdispuestos a comportarnos de forma diferente.
La economía clásica dice que el desarrollo y la prosperidad requiere de cuatro elementos –tierra, trabajo, capital y empresa. Diceque necesitamos recursos, la pena honesta de esfuerzo, financiación y alguien con la visión de juntar todos estos elementos paraproducir algo. La recompensa por ello es la utilidad. Cuando las utilidades son demasiada elevadas emerge la competencia,llevando a la baja a los retornos hasta que, de acuerdo a la teoría, sean “normales”.
En cada elemento existe una necesidad de responsabilidad y equilibrio. El trabajo no debería ser explotado, el capital necesitacomportarse responsablemente y los emprendedores tienen una responsabilidad con la sociedad. De la misma manera la tierrano es un recurso que pueda ser usado sin consecuencias. Nuestro consumo del mismo tiene que ser sostenible. Debemosadministrar la escala humana de las actividades económicas, de manera de no resquebrajar la naturaleza en una medida quearriesgamos su destrucción. Ello sería suicida. Ello no puede ser el objetivo de cualquier tipo de sistema económico racional.
La economía moderna no lo ha logrado. No ha administrado la escala de nuestras actividades o alentado el uso responsable. Nos ha permitido explotar la naturaleza, sin importar las consecuencias. Nos ha provisto con un modelo que nos alienta a destruirgrandes franjas del planeta en interés de la utilidad de corto plazo. Este modelo es suicida.
Para evitar que esta destrucción empeore, necesitamos abandonar muchas ideas económicas modernas. Debemos en su lugar,considerar conceptos que parecerán extraños como, ponernos la ropa de nuestros antepasados. Una opción por ejemplo, puedeser implementar las ideas del economista político de U.S.A, Henry George. Aunque sus sugerencias fueron particularmentepopulares a fines del siglo diecinueve, sus conceptos son una resonancia de aquellos pensadores de la Iluminación como David Ricardo y Mill.
1. Los recursos remanentes deben ser protegidos para todos.
Las ideas de George, si bien simples, pueden hoy parecer radicales. Él decía que todo lo que se encuentra en la naturaleza –latierra y los recursos del mundo- pertenecen a la
humanidad. Para detener a cualquiera que se beneficie de esos recursos decía, se deberían gravar las ganancias de la naturaleza. La imposición de esas utilidades, permite que los beneficios de la naturaleza sean distribuidos uniformemente. Eso asegura quelos recursos del mundo no sean explotados para la ganancia individual o corporativa. Asumía, por supuesto, que los gobiernoseran competentes y capaces de hacer eso.
George observó que entonces como ahora, había una distribución masivamente desigual de la riqueza en la sociedad. Comoahora, gran parte de la riqueza iba a los terratenientes y monopolistas. En el siglo diecinueve la riqueza era tomada por los baronesde las industrias del petróleo y ferrocarril. Hoy son los ejecutivos que conducen las industrias de TI, petróleo y banca, lo que estánobteniendo ingresos y utilidades demasiado en exceso de sus necesidades. George veía a la desigualdad como una injusticia quecausaba la pobreza de millones. Pensaba que eso debía corregirse a través de la imposición.
Hoy podríamos adoptar tales ideas. Podríamos efectivamente nacionalizar los recursos del mundo, haciéndolos propiedad de losgobiernos o de alguna autoridad global. Un primer paso podría ser la imposición a las utilidades de las compañías extractoras derecursos, como las de los sectores de minería, petróleo y gas con una tasa del 100 por ciento. Ello aseguraría que inmediatamentelos recursos del mundo fuesen mejor protegidos y que sus beneficios pudieran ser asignados más justamente. Por supuesto, lasempresas no entrarían en el negocio de los recursos si fueran confiscadas todas sus ganancias. De manera que en alguna formaesas empresas deberían pasar a control estatal. Le correspondería entonces a esos estados individuales o a alguna autoridadinternacional decidir cómo extraer y usar los recursos del mundo y distribuir las ganancias generadas. Ello significaría que losmineros e ingenieros de las empresas petroleras trabajarían para los gobiernos, los que podrían entonces decidir cómo usar loque la naturaleza les ha proporcionado.
Por supuesto, una imposición a los recursos naturales y su puesta bajo la propiedad pública puede ser imposible, aunque algunospaíses lo han hecho. La preocupación más importante es la competencia de los legisladores para administrar lo que deberíanluego controlar. Pero es un tema secundario. El tema principal es asegurar que los recursos del mundo sean usados para atenderlas necesidades de todos nosotros y que no sean extraídos para el sólo beneficio de las empresas. El control de las reservas depetróleo y gas, así como de otras materias primas, les permitiría a los gobiernos fijar correctamente sus precios, contabilizando lasexternalidades.
Aún si las ideas de George sólo sirvieran para ayudarnos a pensar en forma diferente, podemos en ese sentido lograr bastante.
De la misma manera, si controláramos mejor los derechos al agua, los agricultores podrían ser alentados a ahorrar más el agua y a la siembra de cultivos menos intensivo en agua. Esto reduciría la necesidad de represas y sistemas de irrigación muy caros. Latierra que es controlada por ricos agricultores y usada en forma desaprensiva, derrochadora, por ejemplo para ganado, podría serusada más eficiente y equitativamente. Apropiadamente aplicados, tanto la legislación como los impuestos se pueden usar paracambiar la forma en que son usadas grandes franjas de tierra. Por ejemplo, las leyes pueden proporcionar a los pobres un mayoracceso a la tierra que actualmente está sub usada. También esto
desalentaría la expansión a los humedales, reservas de vida salvaje o la destrucción de la foresta para la creación de terrenosadicionales para la agricultura.
Tales ideas cambiarían la manera que todos pensamos sobre cómo usar los recursos del mundo. La gente necesita tomar másconciencia del desperdicio y los daños ocasionados por su comportamiento. Los recursos del mundo deberían convertirse en unaprioridad para todos nosotros.
2. Las ganancias inmerecidas deberían ser gravadas totalmente sobre una base ética.
George avanzó aún más en su libro, Progress and Poverty, diciendo que todo beneficio obtenido a partir de la tierra y la propiedaddebería ser calificado como inmoral. También, por razones éticas deberían ser gravados totalmente, porque toda utilidad obeneficio que se haya obtenido de esa manera no se ha ganado y por lo tanto es inmerecido. Las ganancias pertenecen a lacomunidad toda. A menos que tales ganancias no sean gravadas, decía, el precio de la tierra aumenta con el crecimiento de lapoblación. Esto significa que las generaciones venideras tendrán que pagar más por sus tierras, haciéndose más pobres. Comoresultado pensaba George, la propiedad de la tierra era una causa de la pobreza. Para George al igual que Smith la igualdad era vital. Asegurar que nadie se pudiera beneficiar de la tierra era un elemento esencial de una sociedad meritocrática.
Hoy tales ideas abren mucho más los ojos que en el siglo diecinueve, reflejando lo mucho que ha cambiado nuestro pensamiento.Algunas de las ideas de George se incluyeron en el manifiesto de 1909 del Partido Liberal en U.K. y el pueblo de Fairhope en Alabama se fundó con el propósito de probar sus teorías.
Aquel Exprime?
Las implicancias de la aplicación de tales ideas hoy, serían radicales. Mucha gente ha hecho mucho dinero con la especulación,especialmente en propiedades. Porqué no debería la sociedad gravar esas ganancias inmerecidas? No han hecho nada de valorpara enriquecerse, simplemente han especulado sobre el precio de la tierra. Su riqueza debería proveer gran parte de los fondospara reequilibrar la mayoría de las cuentas nacionales. De la misma manera, se deberían confiscar también las utilidadesobtenidas por los bancos en sus operaciones de trading, o las de los inversores que compran y venden acciones para unaganancia de corto plazo. Deberían ser apropiadas por el estado para reparar el daño ocasionado por tales actividades. También sedeberían incluir las cías de capital privado y los fondos de cobertura que exprimen a las empresas en pro de la utilidad, tornándolasincapaces de sobrevivir en el largo plazo. De igual forma, imponer un impuesto de 100 por ciento a la muerte, para impedir latransferencia de riqueza entre generaciones aseguraría que todos, empezáramos desde el mismo lugar. Eso sería meritocrático.
Sin embargo tales imposiciones sobre la ganancia no merecida o utilidad no ganada, no se aplicaría a aquellos que soninversores genuinos, a aquellos que ponen riqueza en una empresa por meses o años. A tales inversores se les debería permitirun retorno “justo” por el riesgo que han asumido, antes de ser gravados. Esto podría ser equivalente a la tasa
corriente de interés más un porcentaje por el riesgo1. Pero para los especuladores, para los traders que compran y vendenacciones, moneda extranjera u otros ítems, no debería existir tal recompensa. El único riesgo que ellos asumen es que el precio de lo que compran y venden suba o baje debido a los cambios en el mercado, quizás debido a los otros especuladores. Losimpuestos éticos deberían erradicar estas ganancias para poner un freno a los negocios que no sirven a ningún propósito social y no ofrecen valor alguno.
3. El crecimiento económico debería ser considerado como una consecuencia feliz y no como un propósito.
También necesitamos repensar el concepto de progreso. Las economías occidentales se han vuelto obsesionadas con elcrecimiento por sí mismo. Durante los últimos treinta años, el progreso social se ha medido por cuánto crecieron las economías entérminos monetarios. Cuánto crecen ha dependido casi totalmente de cuánto consumen las sociedades occidentales. Hemosllegado a un lugar extraño: sin aumento en el consumo no hay crecimiento –y sin crecimiento no hay progreso.
Todo esto está mal encabezado, con foco en un objetivo sin sentido. Se origina en las pervertidas ideas económicas de las últimasdécadas. Durante gran parte de los últimos cientos de años, las economías y las empresas no han crecido mucho después detodo. Las empresas obtenían un ingreso uniforme por año, pagaban a sus empleados casi lo mismo y proporcionaban unpropósito para los involucrados. Había progreso pero de un tipo diferente. Las sociedades tenían otros valores, no basados en el shopping y el consumo. La familia, la filantropía, la exploración, la ciencia y el descubrimiento eran más importantes, aunque aveces también la conquista de nuevas tierras.
En One Life at a Time Please, publicado en 1988, Edward Abbey, un autor y ambientalista Americano, escribía “[nosotros] podemosver que la religión del crecimiento sin límites –al igual que toda religión basada en una fe ciega más que en la razón- es una clasede manía, una forma de locura, casi una enfermedad. El crecimiento por sí mismo es la ideología de la célula cancerosa”.
Nuestra obsesión con el crecimiento significa que hemos olvidado gran parte de los principios originales de la Iluminación.Empujamos cada vez más fuerte en pro de la eficiencia, pero en el camino sacrificamos la justicia. La gente es hecha redundantesólo para mejorar la utilidad de corto plazo. Algunos gobiernos occidentales están obsesionados con la baja de los impuestos,tanto que sufren millones de personas. En U.S.A. esto ha conducido a un país donde decenas de millones no tienen acceso a laatención de la salud, la infraestructura está decayendo, se han cerrado bibliotecas y las escuelas apenas pueden funcionar. Se haabandonado al ciudadano, con la esperanza que el libre mercado en algún momento vaya a resolver el problema. Se espera quepiensen que la libre empresa atraerá mágicamente los negocios proporcionando los puestos de trabajo en el lugar donde viven. Con el trabajo viene la salud y la seguridad. Pero sin gente educada para emplear o un lugar decente para vivir, las empresas se van a otro sitio.
Peor aún, en gran parte del mundo occidental, el progreso no sólo depende del consumo. También se ha hecho fuertementedependiente del endeudamiento. La gente trabaja para vivir y vive para consumir. La sociedad se ha convertido en algo basado en la codicia. Los ciudadanos de occidente son alentados a maximizar sus propias ganancias. Se dice a las empresas quemaximicen sus utilidades, no en el largo plazo como dice la economía clásica, sino en el corto plazo para alimentar aún más el motor del crecimiento. Se nos ha dicho que a través de la magia del mercado, esto conducirá al aumento general en la riquezaglobal y al progreso social.
La economía moderna ha dado vuelta las ideas de los economistas clásicos. La economía era una materia que originalmente sederivó de la filosofía moral. Sus teorías estaban basadas en conceptos de igualdad, justicia y valor y no en el autointerés y la utilidadinmerecida. Smith aborrecía a los lobbystas o a los grupos de intereses especiales que buscan la distorsión del mercado o volcarla mente de los legisladores hacia su propia ganancia. Creía que los gobiernos necesitaban controlar el mercado para detener losabusos y restringir la tendencia de las empresas a monopolizar sus negocios. Creía que el rico debe pagar más impuesto que elpobre, particularmente sobre sus propiedades. Decía que los ricos deberían pagar una cuota desproporcionadamente mayor deimpuestos, porque tenían capacidad para ello. Maximizar la utilidad de corto plazo, como se hace hoy en gran parte del mundo noes economía clásica.
También Mill creía fuertemente en los derechos de los individuos para actuar según su voluntad. Hoy interpretamos esto como ungesto hacia el autointerés. Sin embargo, Mill fue muy claro. Un individuo que actúa según sus intereses, debe ser restringido sitales acciones afectan a los demás.
Ese pensamiento, hoy se ha perdido. En los días de Mill, se habría restringido el otorgamiento de préstamos irresponsable por losbancos, porque conduce a burbujas y crisis financieras, causantes de desempleo y pobreza. Hacen daño. De la misma manera, siel consumo del agua o los recursos carboníferos llevan a un país a la pobreza, o limitan sus chances de desarrollo futuro, senecesita detenerlo. La explotación de los recursos de las naciones de Africa, en detrimento de sus sociedades, no es economíaclásica.
El concepto de daño de Mill, afecta también a cómo nos comportamos hoy en otras cosas. Si vemos a un niño mendigando y no loayudamos, estamos causando daño porque no estamos actuando responsablemente o compasivamente con los otros. Sievitamos el pago de impuestos, no estamos jugando nuestro papel en la sociedad. Si la acumulación sin límite de riqueza significaque estamos degradando el medio ambiente y reduciendo la calidad de la vida, es mejor que la empresa se detenga o estanque.
Esto no es complicado. Con la libertad, así como con el poder viene la responsabilidad.
Cuando pensamos acerca de lo que deseamos de nuestras economías y sociedades nos equivocaríamos, sino miramos nuevamente a las tempranas ideas de Smith en lo que él llamó The Theory of Moral Sentiments. Smith creía fuertemente en lasnociones de compasión, benevolencia y sentido de propiedad. Los hombres y las mujeres necesitan respetarse mutuamente y serjuzgados por sus acciones. Con frecuencia, los financistas de hoy han escapado a las consecuencias de sus acciones –la pobrezaque han causado sus actividades de prestamista. Ellos no han tratado a la sociedad con respeto, completamente lo opuesto. George pensaba que las instituciones humanas necesitan
conformarse a los principios naturales. Veía que la naturaleza fomenta la simbiosis. Nuestras ideas y filosofías sociales necesitan estar en equilibrio con la naturaleza.
Smith creía que las sociedades que funcionan bien no son el resultado del buen gobierno. Pensaba que todos necesitamos actuar con auto control. Las sociedades necesitan ser impulsadas por la generosidad y la humanidad, no el encono, o “las propias pasiones” de codicia y placer. Decía que el placer estimula la envidia de los otros, de manera que es prudente la modestia. La gente debería proceder en pasos graduales –el enriquecimiento instantáneo o el masivo progreso en un breve tiempo nunca puede ser merecido decía.
Una cuestión vital sobre la que necesitamos pensar es si podemos o no lograr crecimiento económico sin usar más de los recursos del mundo, sin crear mayor polución y basura. Necesitamos pensar acerca del porqué deseamos el crecimiento. El crecimiento económico crea riqueza, pero también crea polución y desigualdad. Podemos generar riqueza sin los problemas que ello trae aparejado? Los economistas ecológicos piensan que no. Imputan la escala aumentada de la actividad humana como la causa de la actividad que degrada el medioambiente. Apoyan un modelo de estado o situación uniforme, pareja, sin aumento en el consumo de materiales ni energía, pero con aumento en los servicios y calidad de los bienes.
Algunos países de Europa se han manejado para alcanzar tasas declinantes de consumo y uso de energía y todavía crecer. Es claro que en gran parte del mundo se pueden lograr tasas más elevadas de eficiencia en energía. De manera que es posible continuar creciendo y reducir simultáneamente el uso de recursos. Pero, en algún punto, esto tampoco será suficiente. En algún momento se habrán agotado todos los recursos del mundo y las generaciones futuras no serán capaces de sostenerse a sí misma.
A esto, la respuesta usual es que la tecnología y la ingeniosidad del hombre proporcionarán la solución. Aprenderemos a generar energía de otras fuentes tales como el hidrógeno. Pero, no seremos capaces de recrear muchos otros químicos y recursos, de manera que este argumento no puede ir muy lejos. No podemos replicar el cobre, el uranio ni el zinc. Las leyes de la química nos hacen imposible reconstituir, una vez que han sido alterados, la mayoría de los elementos que son vitales para nosotros. No podemos recrear los hidrocarburos del mundo una vez que han sido quemados, ni los arrecifes de corales ni las forestas y selvas cuando han sido destruidos. La ingeniosidad sólo puede llevarnos hasta cierto punto.
Lo que es más importante, esperar simplemente que vamos a encontrar una solución, no es responsable dada la escala y la naturaleza de los problemas. Estaríamos adoptando el comportamiento de los dinosaurios, avizorando una inminente Edad del Hielo y esperando que pronto seguirá el calor. Es moralmente irresponsable que nosotros, usemos la mayor parte de los recursos del mundo en unas cuantas generaciones, sin racionarlos, o tomar alguna responsabilidad por las consecuencias. Tenemos una obligación con nuestros nietos.
No estamos pensando en las consecuencias porque estamos movidos por la necesidad del crecimiento económico. Nos preocupa que el uso responsable de los recursos naturales lleve al estancamiento y desempleo, de manera que ignoramos el problema que estamos creando. Moralmente sin embargo, necesitamos una manera de vivir con bajo crecimiento o en todo caso sin crecimiento.
4. Necesitamos repensar el rol de la filantropía y la caridad.
Existe también algo fuera de línea en la forma que nuestro mundo ejerce la caridad, ya a través de las ONGs o acciones de filantropía. Es una medida de cuánto se han distorsionado nuestros valores al punto que la provisión de servicios económicos en esta forma ha crecido explosivamente y ahora las ONGs proporcionan apoyo a innumerables causas.
En primera instancia, la caridad parece ser una cosa buena. Sin embargo, las ONGs y los grupos de filantropía son un reflejo de un problema fundamental. La caridad es un intento de remendar las partes de un sistema que no está funcionando. Mayormente tales acciones son bien intencionadas. Pero a veces son impulsadas por motivos menos ilustres. Y en casi todos los casos son una manera pobre de dar solución a algunos de los fracasos de la economía moderna. Lavan las externalidades, en lugar de dejarlas como una mancha para que todos las veamos. Realmente, las obras de caridad apoyan muchas de las pervertidas ideas de progreso social enmascarándolas. Se han convertido en un sustituto de la justicia social y de la apropiada economía.
Las obras de caridad dependen de los deseos e ingresos de donantes que no son responsables. Sus directivos deciden dónde y cómo se debe gastar el dinero. Eso hace que sus actividades también sean antidemocráticas. Los gobiernos están sujetos a la revisión democrática y política en forma regular, así como al control y escrutinio del público. No ocurre lo mismo con el negocio de la caridad. Debido a ello, la forma en que gastan su dinero puede estar sujeta a favoritismo, desperdicio e ineficiencia. De la misma manera que un zoológico invita a sus visitantes a patrocinar animales y todo el mundo desea patrocinar a los tigres, dejando sin apoyo a la mayoría de los animales, la caridad es una forma de apoyar a los tigres de la sociedad. Los donantes apoyan libremente a causas que son de su atracción, más que a causas en las que habría mayor necesidad. Más aún, la primera lealtad de las obras de caridad es con sus donantes y no sus beneficiarios, porque así se asegura el flujo de fondos.
De la misma manera que pueden tener objetivos equivocados, también pueden imponer condiciones a sus donaciones. El dinero se entrega con prevenciones. Podrían ser desalentar el uso de anticonceptivos o la promoción de los valores Americanos y de la iglesia. Preocupa más aún que la mayoría de las industrias que más contaminan, son las que cuentan con mayor caja y debido a que un número creciente de ONGs compiten por una pequeña cantidad de fondos, algunas obras de caridad se han convertido en dependientes de las organizaciones que causan la mayoría de los problemas que dicen que desean solucionar, minando de esa manera sus fundamentos morales.
La caridad casi siempre afecta o resiente la libertad de los beneficiarios. Puede también ser no ética cuando interfiere con la autodeterminación de estados soberanos. Por ejemplo, las obras de caridad que trabajan en partes de Africa y en lugares como Corea del Norte, con frecuencia actúan contra los deseos del estado, aduciendo superioridad moral. Sus actividades pueden ser políticamente manipuladoras o aún contrarias a los derechos humanos. Sin embargo, porque son vistas como haciendo el bien, estos problemas son con frecuencia disimulados o ignorados.
Igualmente, los filántropos, raramente combaten por la justicia social. Sus acciones se fundan en la aceptación de la injusticia. Ven su rol en tratar de mitigar los efectos de la
injusticia. Los multimillonarios de hoy, no pelean para cambiar el sistema que ha creado la desigualdad en la riqueza. Muy pocos parecen ver alguna inconsistencia o ironía en su ofrecimiento de ayuda a los pobres. Por ejemplo, La Fundación Gates, intenta proporcionar mayor inclusión social, sin intentar cambiar el sistema que alienta la más amplia división social.
Poco mejor son la responsabilidad social corporativa, las prácticas de relaciones públicas en la que se involucran muchas empresas “para hacer el bien”. Toman dinero que pertenece a los accionistas y se lo dan a causas que sus directivos o administradores piensan que son de valor, o sólo mejoran la imagen de la empresa ante los ojos de los consumidores y otras partes interesadas.
Los pensadores de la Iluminación no estaban motivados de esa manera. Tenían planes para rediseñar las ciudades, para elevar la imaginación y las ideas de sus habitantes. Construyeron puentes reales y metafóricos hacia un mundo mejor. Buscaron reformar la justicia social, proporcionar igualdad de oportunidades y elevar nuestra especie a través de una nueva visión de la humanidad. Pelearon contra la influencia retrógrada de la religión, alentaron el diálogo y la apertura en las artes, música y la literatura y las ciencias. Buscaron alentar el desarrollo de un pueblo más iluminado.
Mejorar el mundo no se trata de ofrecer dinero a causas aparentemente de valor. Puede ser muy laudatorio para Bill Gates y su círculo tratar de mejorar la vida de la gente mediante el ofrecimiento de medicinas y alentando la investigación. Está bien hacer el buen trabajo de financiar la educación de la gente en los países menos desarrollados, o apoyar el suministro de agua a los pobres. Puede ser útil para los multimillonarios de la tecnología de California, dedicar (donar) parte de su riqueza al financiamiento de nuevos emprendimientos comerciales.
Pero sentarse en un confortable sillón y dar una mano financiera a las almas, no es lo que la filantropía debería ser. Con frecuencia y de un modo explícito, la mayor parte del dinero que se dona, gasta, promueve las ideas de Occidente de progreso y desarrollo. Más aún estos individuos y sus organizaciones filantrópicas han decidido por sí mismo lo que es valioso. En el proceso empeoran la sobrepoblación, lo que causa el sufrimiento de miles de millones más. En lugar de hacer que Gates financie una caridad que ofrece financiamiento a los pobres de los países en desarrollo usando la telefonía móvil, porque no alentar a los ciudadanos de esos lugares a formar cooperativas, las que les permitirían controlar su propio destino? Entonces, las utilidades volverían a la comunidad y no a alguna compañía telefónica o algún banco.
Los esfuerzos de los filántropos pueden ser bien intencionados, con un buen significado, pero con frecuencia son en la dirección equivocada. Con frecuencia las obras de caridad fallan en entender los problemas con los que están tratando, o simplemente actúan en su propio beneficio. A veces exageran los efectos de los desastres naturales tales como inundaciones, terremotos y sequias porque eso se adecua a sus propósitos comerciales.
No es el tema si las ideas de los filántropos y las obras de caridad son correctas o equivocadas. El tema es que las decisiones son tomadas por un puñado de personas ricas y directores de empresas, sin que tengan que responder a la sociedad por lo que hacen. Quién dice que el Sr. Gates y sus amigos deberían decidir lo que es mejor para el mundo? La genuina necesidad no debería depender de la voluntaria y discrecional ayuda del rico.
5. Necesitamos repensar cómo y porqué somos gobernados.
Si la responsabilidad de los gobiernos es gobernar, en los últimos treinta años muchos han abrogado sus obligaciones. Se han postrado ante el altar de la economía moderna y dejado que los conduzcan los mercados.
Esto sugiere que las ideas de Occidente sobre gobierno y democracia se necesitan revisar. No es sólo que los reguladores no hicieron lo que deberían haber hecho. También es que hemos creado un mundo con una conciencia global pero con política local. A medida que las empresas y los bancos se han hecho más poderosos, las autoridades reguladoras han tenido problemas para saber cómo administrarlos o dirigirlos.
Sin una efectiva autoridad global, los gobiernos locales se han hecho menos capaces de proteger el interés público o de poner en línea a los bancos y empresas. Los gobiernos estén donde estén, necesitan asegurar que los bancos y empresas compitan razonablemente, que proporcionen un empleo seguro y que abonen una porción razonable de los impuestos locales para poder proporcionar una infraestructura pública esencial y que funcionen como miembros responsables de la comunidad.
La conclusión lógica es que necesitamos tener un gobierno global que confronte la influencia de las empresas globales. La alternativa es achicar a las empresas a un tamaño que las haga gobernables –en una escala que permita que sus excesos sean controlados nacionalmente y que asegure que sean atendidas las necesidades de la sociedad. Alternativamente, si deseamos una economía de mercado que sea responsable ante la sociedad sin tener una autoridad supranacional, necesitamos cambiar la estructura de propiedad y dirección de las grandes empresas para hacerlas localmente responsables.
En muchos países hemos creado una economía en las que hay sólo unos pocos proveedores de shampoo, dos o tres grandes minoristas de alimentos, una media docena de fabricantes de autos y una pocas grandes compañías de teléfonos. Esto sería anatema para Smith. Él era un dedicado adversario de las grandes corporaciones, de la propiedad ausente, de los secretos comerciales y del poder concentrado. Para que funcionen sus ideas económicas los mercados necesitan igualdad y distribución del poder económico. La equidad, no era para Smith un tema de justicia o razonabilidad, era una precondición necesaria para proteger la economía y el medio ambiente.
Más allá de los grandes principios existen otras cuestiones prácticas. En U.S.A, la democracia ha sido manchada malamente. Las grandes empresas y los ricos, proporcionan financiamiento a los candidatos electos que apoyan sus ideas particulares. A pesar que todos tienen derecho al voto, se ha llegado al gobierno de los ricos para los ricos. Aunque es mejor en muchas partes de Europa, también otros países han visto devaluados sus ideales democráticos en los últimos treinta años. Con frecuencia, los partidos políticos parecen existir con el sólo propósito de ser elegidos para alcanzar el poder. La reforma política es mínima, no obstante la velocidad del cambio social. Se han olvidado los principios originales.
Necesitamos pensar otra vez qué deseamos que el gobierno haga y dónde y cómo deseamos ser gobernados. Es muy tentador sugerir que todo ciudadano debería tener voz en todas las grandes decisiones que nos afectan. Pero no todos somos cirujanos cardíacos. Ni somos presidentes o primeros ministros capaces de conducir países. Adoptar las políticas de la mayoría nos hace sujetos a su tiranía. Muy pocas personas son lo
suficientemente calificadas y desapasionadas para tomar en forma objetiva decisiones sobre tributación, la pena de muerte y la guerra.
Pero, cómo y dónde se debería construir el gobierno?. Las autoridades nacionales han sido malamente debilitadas en su poder e influencia por el crecimiento del sector privado y la movilidad en ascenso de sus ciudadanos. Muchos países, notablemente aquellos más afectados por la crisis financiera sólo ofrecen la alternativa de elección entre dos principales partidos políticos. Es como si sólo se tuvieran dos opciones, una caliente y otra fría. La mayoría de los ciudadanos de Occidente, al igual que en China y Japón y gran parte del resto del mundo tienen una mayor selección de papel higiénico que de partidos políticos.
Necesitamos gobierno. Necesitamos tener leyes y regulaciones. Necesitamos regular los mercados y asegurarnos que la sociedad sea justa. Necesitamos representantes electos, apoyados por una burocracia profesional para proveer los fundamentos de una civilización moderna. En muchas partes el gobierno ha sido corrompido y manipulado por un pequeño grupo de individuos ricos y poderosos. No sorprende que mucha gente se haya desencantado con la/s principal/es expresión/es política/s. No sorprende que encuentren crecientemente atractivas las ideas de los que están en los extremos.
Necesitamos encontrar una forma de resolver esto. Pero cómo? Arbitrarias líneas dibujadas en un mapa no son una forma particularmente buena de alcanzar un buen gobierno. Cómo deberíamos todos ser gobernados no debería determinarse por dónde uno ha nacido. Pero cuáles son las alternativas? Esto es algo sobre lo que necesitamos pensar cuidadosamente porque podría ser la solución de muchos de los otros temas que enfrentamos.
Quizás más que tener un mundo en el que exista una intensa rivalidad y competencia, necesitamos un mundo que se parezca más a lo sugerido por George. Necesitamos uno que esté más en sintonía con la naturaleza. Un mundo en el que se compartan las ideas, las tecnologías y la cultura en una forma iluminada; un mundo que nos haga experimentar un sentido de comunidad.
Lo que sea, necesitamos repensar cómo somos gobernados.
6. Necesitamos tener menos bebés.
Finalmente, necesitamos controlar la población. En el gran debate acerca de la cantidad de gente en el planeta, una verdad subyacente queda sin decir: en algún momento debe cesar el crecimiento de la población sobre la Tierra.
A menos que tomemos algunas acciones para controlar la cantidad de gente, continuarán y se empeorarán los efectos dañinos sobre los recursos del mundo, hasta que tomemos conciencia que existen límites a lo que podemos conseguir, o suframos una catástrofe lo suficientemente grande que nos haga volver y retroceder. Es lógico entonces que tenga sentido reducir nuestras tasas de natalidad en maneras que sean humanas, en lugar de esperar que el problema sea resuelto por la tasa de mortalidad.
A medida que el mundo en desarrollo trata de adoptar los patrones de consumo de Occidente, crecerá la presión por el cambio. Pero en lugar de un manejo responsable del problema, Occidente todavía, les está ofreciendo a los países un desarrollo, un premio que no pueden ganar. La economía moderna nos ha vendido a todos un sueño de progreso,
libertad y riqueza. Pero ello será imposible de alcanzar por gran parte de población del mundo. Es una cruel burla alimentada por los equivocados economistas de la modernidad y aquellos que esperan beneficiarse en el camino.
Existen límites al crecimiento y muchos de ellos determinados por la cantidad de gente en el planeta. Cuánto más siga creciendo la población en el mundo, más pronto se llegará al punto de ruptura.
Es difícil ver una solución a este problema. Cuanto menos, se necesita imponer un control universal de los nacimientos y laprohibición de las actividades de muchos grupos religiosos. Todo lo que éstos hacen, es alentar a la gente a creer en un sueñoque no puede llegar a ser verdad.
———————–
1 (NT) Esto se corresponde con el concepto de Beneficio o Utilidad Económica, que sobre la utilidad de la inversión, deduce un cargo por el costo de capital, propio y de terceros. La medida de EVA (Economic Value Added) es una expresión del concepto.