Pensar en grande, negocios para chicos

Publicado en El Cronista, 15-08-13 http://www.cronista.com/pyme/Pensar-en-grande-negocios-para-chicos-20130815-0002.html

Ofrecen productos y servicios didácticos, innovadores y ecológicos, diseñados para conquistar al exigente segmento infantil y satisfacer la demanda del adulto. Las empresas cuentan cómo trabajan para ese cliente tan particular que quiere aprender y divertirse.

Por Laura Andahazi

 Faltan pocos días para que los padres salgan a buscar el regalo del Día del Niño. Sin embargo, las empresas se prepararon para llegar a agosto no sólo con una producción mayor sino que pensaron, diseñaron y mejoraron sus productos para tener una oferta que se adapte a las preferencias de los más pequeños y a las necesidades de los padres. Analizar las tendencias, charlar con profesionales y observar el comportamiento de los chicos se vuelve crucial para ofrecer productos de valor agregado.

“Los niños tienen poder de decisión y elección, cuentan con información y herramientas para hacerse escuchar. Son más independientes y se muestran comprometidos con el mundo en el que viven. Expertos digitales y protagonistas de sus propias vidas, los niños parecen diferenciarse de los de cualquier otra época”, concluyeron desde Mindshare Argentina, agencia de medios del Grupo WPP, luego de una investigación que realizó con el objetivo de indagar cómo son los chicos, haciendo foco en su forma de divertirse, comunicarse y consumir.  Entre los intereses, se destacan las problemáticas sociales y de actualidad, especialmente, las relacionadas con la ecología y el medioambiente. Se traduce en su forma de consumir y vincularse con las marcas. Tienen más poder que nunca en el consumo familiar: más del 90% de los padres en América latina afirman tener en cuenta la opinión de sus hijos a la hora de realizar compras para el hogar.
Como consumidores, les atraen las marcas que los invitan a participar con propuestas de cocreación. Disfrutan de estar involucrados en un proceso creativo y sentirse parte.
Hace cinco años, María Mamone comenzó un emprendimiento que llamó Girl’s Spa Party para nenas de 6 a 12 años, que ya no quieren payasos para sus cumpleaños, sino jugar a ser señoritas que cuidan su salud. Por eso, les ofrece jugar al spa. Mamone hace 15 fiestas por mes y este año lanzó dos formatos nuevos: La Huertita y Reciclarte. “Tanto nenas como nenes plantan una semilla de una aromática en una maceta que, luego, deberán cuidar para que crezca. En el otro taller, los chicos hacen sus juguetes con materiales de descarte como cartón, envases, botellas pet, etcétera”, explica.
La idea nació como respuesta a las inquietudes ecologistas que los chicos aprenden en la escuela. En los talleres, además, participa un adulto que les explica la importancia de las plantas y del proceso de reciclaje para el cuidado del medioambiente. Entre los tres formatos, Mamone estima que su facturación, este año, crecerá cerca del 15%. El objetivo es no sólo ofrecer el servicio para cumpleaños sino, también, llegar a eventos de adultos en los que haya niños, como casamientos.

No todo es Candy Crush

Si bien las nuevas tecnologías extendieron el universo de entretenimiento, según Mindshare, no reemplazan a las actividades recreativas tradicionales, como jugar a la vendedora, a la mamá o al súper héroe. “Los niños pasan largas horas frente a las pantallas, que atraen su atención por sus estimulantes gráficos, ruidos y dinamismo. Esto se debe equilibrar con el juego al aire libre y los juguetes”, dicen Valeria Garbino y Carolina Mendonça Paz, dos amigas que, en 2011, se asociaron para crear Escondite de Muñecas.
Olivia es una rubia perceptiva a la que le gusta soñar que es princesa y saltar en la cama de sus padres; Lola es una morocha intelectual que le gusta la poesía; Mía es una pelirroja aventurera y emotiva que inventa cuentos; y Diego es el curioso que se ganó el nombre con una votación en Facebook. Estos personajes son los muñecos de trapo que Garbino y Mendonça Paz crearon para que los chicos les den vida. “Queríamos contar una historia. Escondite de Muñecas remite a un lugarcito especial que todos tuvimos de niños para aislarnos un rato del resto del mundo; para volar con la imaginación, libres, creando. Para unos habrá sido la casita del árbol, para otros debajo de una mesa, un altillo con baúles con disfraces”, cuenta Garbino.
Así como Diego fue bautizado con ese nombre por los chicos que votaron en la página de Facebook de Escondite de Muñecas, las socias ganan en la red social información para seguir creando personajes de acuerdo a lo que los chicos quieren.
La primera producción de los muñecos de trapo rellenos de vellón, lavables, suaves y blandos se concretó con una inversión inicial de $ 10.000. Este año, duplicaron la producción respecto a 2012 y esperan aumentar un 100% su facturación mensual promedio.
Al aire libre, qué niño no se quedó con la boca abierta cuando vio a otro más grande tomar velocidad con una bicicleta. ¿Cuántas veces las compararon con su pequeño triciclo? Imágenes como estas le dieron la certeza a Ezequiel Torello de que las bicicletas de inicio, tendencia en los Estados Unidos, Canadá y Europa, iban a funcionar en el mercado argentino. “Son bicicletas que preparan a los chicos para luego usar las convencionales sin la necesidad de las rueditas de apoyo. Avanzan por propulsión con sus pies y, en el andar, van desarrollando su equilibrio”, describe.
Las bicicletas, que se comercializan desde 2012 bajo la marca Juguetes Gio, para niños de entre 2 y 4 años, están fabricadas en madera con ruedas de goma que no se pinchan ni desinflan. Se comercializan a través de su web y en jugueterías de Buenos Aires, Rosario, Córdoba y Neuquén. El foco del emprendedor está puesto en extender la oferta a todo el país y alcanzar, para fin de año, una facturación de $ 520.000.

Satisfacer a padres e hijos

“¿Me comprás? ¡Dale, comprame, ¿Sí?” es la frase que todo niño pronuncia cuando camina y ve algo que le llama la atención. Los de antes, los de ahora y las generaciones futuras. Sin embargo, los padres saben que no pueden ni deben satisfacer cualquier demanda de sus hijos y, por lo general, lo hacen cuando el precio es accesible, cuando colabora con su crecimiento o salud o cuando además de entretenerlos les permite aprender. Por eso, las pymes también piensan sus productos no sólo en función de las necesidades de los pequeños sino en los intereses de los adultos.
Diez Indiecitos, una marca de calzado infantil creada por Celina Behar y Jéssica Volonté, trabaja con la idea de satisfacer a padres e hijos. Por eso, diseñan zapatos con colores y estampas divertidas, pero además cumplen las exigencias que esperan los padres: que sean cómodos y que no dañen el pie. Están hechos de Lycra doble bombeada; su elasticidad los hace ergonométricos y son fáciles de colocar para que los chicos puedan colocárselos solos. “Jéssica y yo somos madres y conocemos bien qué necesitan los niños. Nuestros hijos son los primeros en usarlos, criticarlos o alabarlos. Con ellos podemos ver cómo se pueden seguir mejorando”, dice Behar.
El calzado se vende en locales de indumentaria y zapaterías. La empresa tiene una fábrica donde produce 250 pares mensuales y en los últimos años mantiene un crecimiento sostenido de facturación del 10 %.
Otra cosa que suele preocupar a los padres es que los chicos se inicien en la lectura, que sepan que, además de una caricatura en la televisión, existe un maravilloso mundo de historias fantásticas para imaginar y pensar. La editorial Iamiqué publica, desde el año 2000, libros que contienen explicaciones a aquellas preguntas que los chicos se hacen y que los padres no saben responder. ¿Por qué el agua moja?, una pregunta compleja que sólo pueden contestar la bióloga Ileana Lotersztarin y la física Carla Baredes, dos excientíficas del Conicet que decidieron alejarse de los laboratorios y entrar al mundo de las palabras para darles una mano a los padres ante semejantes preguntas.
El primer libro que lanzaron, con una tirada de 1.000 ejemplares, fue Preguntas que ponen los pelos de punta. Hoy, Iamiqué tiene cerca de 45 títulos sobre ciencias naturales, sociales, matemáticas y lengua. “La ciencia no muerde. Queremos contagiar ese placer que cada una siente cuando miramos el cielo y podemos entender por qué tiene ese color o poder explicar los fenómenos físicos que se dan cuando uno cocina una torta”, dice Baredes, quien logró exportar los libros a Estados Unidos, México, Colombia, Chile y Uruguay y en 2012 alcanzó una facturación cercana a $ 1 millón.
Didácticos, ecológicos e innovadores son los productos para chicos que, pensados en grande, están listos para conquistar el futuro.