C.E&I – Capitalismo, Empresa e Individuo

C.E&I – Capitalismo, Empresa e Individuo

Párrafos extraídos y traducidos de “Conclusiones” del texto

Concrete Economics. The Hamilton Approach to Economic Growth and Policy.

Stephen S. Cohen – J. Bradford DeLong.

Harvard Business Review Press – 2016

Traducción: Miguel A. Pero – Agosto 2016.

Lo que sabemos es que desde los días de Hamilton es un hecho que la política económica exitosa de América ha sido pragmática, no ideológica. Ha sido concreta no abstracta. Ha sido imaginable, no desconocible ni indescifrable ex-ante. Y que se la podía expresar con palabras. Así que, creemos que sabemos no que pensar, sino más bien cómo pensar sobre la política económica: una desconfianza de la ideología o como el sociólogo Daniel Bell podría haber puesto pero no lo hizo en su esperanzador libro de 1950s, The End of Ideology, una ideología de la no ideología.

Quizás el mayor daño a nuestra capacidad nacional para pensar sobre los temas, fue el (grandemente exitoso) intento de aquellos que hicieron el cambio de políticas alrededor de los años 1980s, de clasificar la política económica tradicional de América como otra ideología, una ideología contraria al laissez-faire, como un Keynesianismo ideológico.

Necesitamos recuperar la tradición Americana de involucración pragmática con las cuestiones de política económica y de crecimiento equitativo. El caso es que, desde su verdadero nacimiento, los Estados Unidos una y otra vez cambió la dirección de su economía hacia una nueva dirección de crecimiento. Estos inteligentes diseños fueron adoptados por el gobierno respaldado por poderosas y con frecuencia amplias fuerzas políticas y guiado por una visión ampliamente compartida de cómo debería cambiar la economía. A medida que la energía y actividad emprendedora surgía en el nuevo espacio económico, la economía se vigorizaba y transformaba de manera imprevisible. Estos remoldeos, hicieron de América, lo que Leon Trotsky llamó en su autobiografía “la fundición donde se forja el futuro”. América todavía tiene ese fuego, más notablemente en Silicon Valley. Pero, cree realmente alguien que el más reciente rediseño de América abría un crecimiento vasto y positivo.

En el último rediseño, que comenzó en 1980s (Nota del Traductor: Se refiere al vuelco de la política económica de U.S.A marcado por la desregulación de sectores de transporte, energía, telecomunicaciones y esencialmente el sector financiero, en una elección del libre mercado y sus fuerzas como el único criterio para la orientación de las políticas y actividad económico, que dio como resultado la exagerada financiarización de la economía, la marcada declinación del sector industrial, el excesivo endeudamiento de la sociedad, el crecimiento y dominancia de los sectores financieros, desarrolladores inmobiliarios y reclamaciones de seguros sobre salud y finalmente la crisis financiera de 2008), la nueva dirección fue única en la historia Americana-seleccionada no pragmáticamente sino ideológicamente y presentada no concretamente sino abstractamente. Se cortó con todas formas de restricciones y regulaciones e interferencias del gobierno con el mercado y se dejó al mercado que actuara sobre todo. Se desmantelaron los controles. Se redirigió la economía y se la remoldeó, pero no se la revigorizó. No se agregó mucho a la prosperidad general. Se anularon las normas a medida que se expandia el dominio de las fuerzas y la lógica del mercado, de manera que las estructuras sociales fueron subordinadas y corroídas por las fuerzas del mercado. Sus reemplazos son, si están disponibles, difíciles y costosos. Y ello no benefició el poder Americano en el mundo ni el equilibrio de poder en América. Es extremadamente improbable que America hubiera elegido ese rediseño si tuviera que haber sido presentado concretamente en vez de abstracta e ideológicamente.

Proponemos un cambio, un cambio que es simple de comprender pero probablemente se pruebe como difícil de implementar. El simple cambio es: Desplazar la discusión de la política económica hacia lo concreto, donde se ha tenido éxitos recurrentes. Apártesela (a la discusión) de los terrenos especulativos de la ideología y sus artesanales abstracciones teóricas. Empújese el pensamiento, el discurso y la proposición acerca de lo que deberíamos hacer sobre la economía en términos concretos. Insístase que los cambios propuestos sean internalizados como imaginables, como “Esto es la clase de cosas que vamos a lograr, obtener”.

Trad. Miguel A. Pero

Agosto 2016.