CE&I – Capitalismo, Empresa e Individuo

CE&I – Capitalismo, Empresa e Individuo

Texto: Humans Need Not Applied. A Guide to Wealth and Work in the Age of Artificial Intelligence.

Jerry Kaplan.

Comentario: Miguel A. Pero – Setiembre 2015.

En una (que a mí, Miguel A. Pero, me parece) resemblanza de los recordados y afamados filmes: Blade Runner, Terminator, Inteligencia Artificial y Matrix, a lo que se agregaría una novela de reciente aparición, “El Peso del Corazón” de Rosa Montero (sugiero su lectura como entretenimiento liviano), el autor Jerry Kaplan, primero investigador en el laboratorio de IA de la Universidad de Stanford, luego emprendedor en negocios digitales y nuevamente asesor del antedicho laboratorio, reflexiona y conjetura sobre el futuro de la humanidad, en que las máquinas (computadoras, robots) dominen el mundo, dominar en el sentido de prácticamente tomar todas las decisiones y efectuar todas las acciones que impactan sobre la vida del ser humano.

En breve, se podría decir que en el texto se tratan con algún detenimiento temas como: una conceptualización de la tecnología, “inteligente” y su evolución; consecuencias de la automatización de decisiones entre otras, trading de títulos y acciones, marketing y publicidad digital, vehículos sin conductores o autodirigidos; consideraciones sobre dimensiones éticas y morales del accionar de las máquinas, por ejemplo, una reflexión si un robot debería ir preso y un par de elaboraciones algo extensas sobre las consecuencias del empleo masivo y general de las máquinas sobre: a) el desempleo o desplazamiento de los trabajadores humanos y b) la desigualdad económica en el ingreso y la riqueza.

La tesis sobre la que el autor elabora sus reflexiones, conjeturas y conclusiones es que las máquinas, dada la acelerada evolución de la tecnología a tasas exponenciales “escalofriantes”, serán superiores en forma absoluta y relativa al ser humano, tanto en sus capacidades analíticas y decisorias (redes neurales, big data, estadística computacional, algoritmos cognitivos, inteligencia artificial, aprendizaje) como en su capacidad de actuación (capacidades de percepción, movilidad, flexibilidad). Según el autor, dado que la experticia se nutre de la experiencia y la exposición a ejemplos, las máquinas tendrán capacidad de absorber experiencia en una escala y alcance, así como una exposición a ejemplos relevantes, imposibles de alcanzar por el ser humano. El autor resume esta evolución de la tecnología y sus logros en dos conceptos: inteligencia sintética (o sea las máquinas serán inteligentes, no meros cerebros digitales, con asombrosas capacidades no sólo de análisis y resolución, sino de discriminación, asociación, razonamiento y selección) y trabajador ilegal, (podríamos decir también informal), o sea los robots. Esta superioridad absoluta y relativa de las máquinas llevará al desplazamiento casi total del hombre (y la mujer) en casi toda actividad, desde las más elementales (cosechero en una plantación de frutilla) hasta trabajadores del conocimiento e información, médicos, abogados, incluyendo por supuesto las dedicadas a ofrecer placer (Blade Runner?, AI?, y… estaba omitiendo algo muy cercano, la actividad de enseñanza e instrucción.

Cuáles serán las consecuencias de este desplazamiento?, de esta automatización tanto de decisiones como de acciones. El autor ilustra con alguna extensión situaciones de resultados desastrosos, caos y desplome bursátil de la NYSX el 06.05.2010, como consecuencia de un trading de alta frecuencia (HFT) protagonizado exclusivamente por sistemas electrónicos de compra-venta, en fracciones de segundo, de títulos y acciones. También se detiene en la puja entre sistemas electrónicos por la publicación de avisos en la web (marketing digital), ambas situaciones el HFT y el marketing digital en que las decisiones se toman en milésimas o millonésimas de segundos y los contendientes son agentes artificiales e invisibles.

Quiénes serán responsables de estas consecuencias, no intencionales o intencionales de la automatización de las decisiones y acciones. Caso: un vehículo auto dirigido con instrucciones de preservar la vida del transportado o su dueño, en una situación en que debe decidir, la preservación de la integridad del dueño o el atropello a transeúntes circunstanciales, eventuales, y decide por esto último, quién responde?, el dueño? La empresa fabricante?. El autor elabora sobre estas cuestiones de dimensiones éticas y morales y concluye que de la misma manera que las corporaciones (entidad artificial, abstracta) tienen personería y son hechas responsables de consecuencias de su accionar (BP, por el derrame de petróleo en el Golfo de México) también estos agentes artificiales inteligentes, a quiénes el autor nomina como de personalidad artificial podrían ser hechos responsables y pasibles de sanciones (cómo? Impidiendo el cumplimiento del objetivo para el que fueron diseñados, fabricados, (De nuevo, Blade Runner? AI?, las reps, o tecno humanos de Rosa Montero?). Más preocupante aún por sus implicancias es que estas personas artificiales podrán también tener derechos de propiedad sobre activos y entrar en contrataciones con los seres humanos, reales y jurídicos.

Desde mi punto de vista (posiblemente sesgado por mi formación y preferencia) las reflexiones y consideraciones más interesantes son las que se refieren a las consecuencias de la automatización casi total de las decisiones y acciones, o desplazamiento casi total del trabajo humano, sobre el nivel de empleo y la desigualdad en términos económicos. Asumido que las máquinas (computadoras, robots) esa configuración concurrente de inteligencia sintética y capacidad de percepción, aprendizaje, sensibilidad y movilidad sin igual e imposible de alcanzar por el ser humano, son absoluta y relativamente superiores al hombre (y mujer), entonces se producirá un reemplazo masivo de trabajadores (vieja y repetida historia el capital, las máquinas, triunfan sobre los trabajadores, aunque en este caso ya el triunfo sería definitivo); resultado, un desempleo masivo, generalizado, extendido horizontal y verticalmente, no sólo por el desplazamiento (reemplazo) de los trabajadores por robots o sistemas digitales, sino por la eliminación de los propios puestos de trabajo, es decir eliminación de la necesidad de trabajos. A diferencia de los humanos que históricamente tendemos a la división del trabajo, a la especialización y a la complejidad, las máquinas por el contrario tienden a la coalescencia, la conjunción y la simplificación (cuantas funciones se incorporan en simultáneo en un Smartphone?).

Con una menor demanda de trabajadores, una sobreoferta o exceso de disponibilidad de mano de obra (calificada, intermedia y no calificada), además de la resultante imposibilidad de ingreso, caerá también el nivel de salario, consecuencia, un mayor crecimiento de la desigualdad económica y mayor concentración de la riqueza.

El autor, Jerry Kaplan, sugiere y propone como medios para la solución de esos problemas, desempleo y desigualdad, (en mi opinión (MAP), son paliativos, de impacto incierto y alcance limitado). En ambos casos, el autor se inclina por soluciones de mercado, más que por acciones o programas del Estado, como sería en el caso de la desigualdad, un programa de redistribución de riqueza inducido y llevado a la práctica a través de disposiciones gubernamentales (En la Argentina de los últimos tiempos, somos testigos de varios intentos en ese sentido)

Con respecto al problema del desempleo, JK considera que si bien caerá la demanda de muchos trabajos, aparecerán otros, lo que requerirá una recapacitación o reentrenamiento en nuevos tipos de habilidades y competencias. Aquí el tema es como orientar la asignación de recursos a las capacitaciones relevantes, o sea las demandadas en ese nuevo contexto dominado por máquinas. Jerry Kaplan escéptico de la capacidad de las instituciones académicas tradicionales para receptar y responder con prontitud y efectividad a los nuevos requerimientos, sostiene que se debería perfeccionar y modernizar el viejo esquema de aprendizaje (por aprendiz, pasante) con un propósito de “entrenamiento vocacional” y no de “entrenamiento vacacional”. Una alternativa, a través del mercado para facilitar ese re entrenamiento o recapacitación sería un instrumento de “hipoteca laboral”, consistente en préstamos por instituciones financieras, a cobrar con los futuros ingresos del prestatario que usará los fondos para capacitarse, re-entrenarse en habilidades y competencias relevantes según un sponsor empresario, que “certificará” que la capacitación será relevante a una futura demanda de trabajo por su parte. Al igual que con el esquema de hipotecas sobre viviendas, en caso de no concretarse el empleo o de no aceptarse el empleo por el capacitado este perderá un pago preventorio de una cierta cantidad (por ejemplo 20%) sin obligación adicional. Como expresara anteriormente (MAP) el esquema es de un impacto incierto y alcance limitado (considérese que una chacra manejada por robots, que desplazan decenas de cosecheros, sólo necesita o demanda un trabajo humano del tipo de ingeniería en computación). En suma, muy difícilmente se alcance crear trabajos en cantidad suficiente y con un ingreso aceptable para la masiva cantidad de humanos desplazados.

En cuanto a la desigualdad creciente resultante de este reemplazo de trabajadores y eliminación de puestos de trabajo, el autor, JK, sugiere y propone un esquema también de mercado y desde mi punto de vista aún más ingenuo que el de las “hipotecas laborales”, un esquema de propiedad distribuída o difundida de acciones y títulos. JK desarrolla que no es lo mismo desde el punto de vista del impacto social y económico, (distribución de la riqueza) que la propiedad de las grandes empresas dominantes del mercado (piénsese en WalMart, Google) esté concentrada en manos de unos cuantos super ricos a que esté distribuída en miles o millones de accionistas o propietarios. Esta distribución o difusión de la propiedad contribuiría a una mayor igualación y ecuanimidad en la distribución de los ingresos y riqueza. Como basamento o fundamentación de esta hipótesis el autor elabora sobre la idea que para el caso particular de USA, la renta de los activos netos, (de cualquier y todo tipo) en propiedad de los habitantes permitiría, si estuviese distribuida, la obtención de un ingreso promedio (en el orden entre U$S 50.000 a U$S 70.000) suficiente para un estándar de vida razonable. Cómo se induciría? De nuevo a través del mercado primero, midiendo el impacto social del distribución de la propiedad de la empresa a través de un Índice de Beneficio Público (PBI por las siglas en inglés) que en un rango de 0 (concentración total en único individuo) y 1 (distribución igualitaria de la propiedad), mediría el grado de distribución o difusión de la propiedad (podrá apreciarse que tiene este índice una funcionalidad inversa al Coeficiente de Gini) y  segundo, la promoción o fomento a través de deducciones, desgravaciones, créditos fiscales a empresas que registran calificaciones elevadas en el Índice de Beneficio Público. Esto proporcionaría un incentivo económico (menor imposición, menor costo fiscal) para que las empresas busquen distribuir su propiedad. Estas facilidades de tipo fiscal o tributaria serían alguna de las alternativas a considerar. Lo que importa y se debe lograr según el autor sería la distribución de la propiedad accionaria y una competencia entre las propias empresas a buscar y promover esa propiedad distribuída.

El autor, en la outtroducción (según JK, la evolución de la tecnología plantea desafíos lingüísticos ya que requiere nominar objetos, acciones, cualidades, capacidades, etc, sin posibilidad de referencias anteriores y por supuesto aún in imaginados por los humanos), elabora, reflexiona sobre un futuro como se dijera al comienzo, de un mundo dominado, en todo y amplio sentido por las máquinas, es decir gobernado y actuado por las máquinas. Cuál sería el destino y rol de los humanos remanentes, un destino quizás de vida placentera, en el ocio, con necesidades cubiertas y provistas por los agentes y personas artificiales, ya que según el autor no sería intención de las máquinas la eliminación de los humanos, pero en una condición y cuesta decirlo, de meros esclavos. Ahora esclavos para qué? Para el trabajo?, servicio?, defensa?, diversión? Obviamente que no.

Para, en la opinión del autor, ser fuente o inspirador de emociones, espiritualidad, creatividad, (empatía como se ilustrara en un texto de reciente comentario, “Humans Are Underrated”). Bueno, al menos todavía…

Miguel A. Pero

Setiembre 2015