El Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) consistió en una prestación monetaria destinada a compensar la pérdida de ingresos de las personas afectadas por la situación de emergencia sanitaria provocada por la pandemia del Covid-19. Estuvo dirigido a aquellos hogares compuestos por trabajadoras/es informales, desocupados/as y monotributistas de las categorías más bajas, es decir, aquellos sectores de la población con mayor grado de vulnerabilidad en términos socioeconómicos.
El objetivo de esta investigación consiste en analizar el impacto que tuvo el IFE sobre la distribución del ingreso de los hogares tucumanos y de aquellos pertenecientes a la región del NOA, en dónde la extensión del programa adquirió gran relevancia, dada la estructura del mercado laboral en cada uno de estos lugares, con mayor incidencia de empleo informal, de trabajadores independientes con bajo nivel educativo y de inactividad, en relación con el país.
Para realizarlo, se utiliza una metodología de evaluación de impacto, en dónde se tienen dos escenarios de análisis. Por un lado, el escenario efectivo, que corresponde a lo que sucedió en la realidad en el segundo y tercer trimestre del 2020, es decir, que incluye el efecto del IFE. Por otro lado, el escenario contrafáctico construido, el cual representa qué es lo que hubiera ocurrido si no hubiera existido esta medida de política.
A partir de las simulaciones realizadas en este trabajo y de la evidencia recolectada de otros trabajos que evalúan el programa, es posible afirmar que el IFE se constituyó como una herramienta efectiva frente a la crisis, para contener la pobreza y la indigencia, y para evitar que se amplíen las brechas de desigualdad.
Autora: Lourdes Flores
Directoras: María Florencia Correa Deza y Beatriz Álvarez
